NO A LA GUERRA.

El mundo del arte y de la creación siempre se ha caracterizado por el compromiso contra la injusticia, contra los abusos del poder y a favor de la paz, de la libertad y de la tolerancia. No debe extrañarnos que pintores, escritores, actores, filósofos y demás personas del mundo de la cultura manifiesten públicamente su rechazo a toda forma de violencia y la guerra es la peor de todas las violencias.

Los artistas viven por y para la belleza, buscan reflejar y sentir el goce estético. Pero en la guerra no hay belleza; la muerte y la destrucción no son bellos; el sufrimiento y el dolor de inocentes no tiene nada de estético; la desaparición durante un conflicto bélico de los valores del ser humano como la libertad, la salud, la vida, el amor tampoco tiene nada de belleza.

De este modo, queda claro que los artistas son contrarios a la barbarie y a la violencia. En el caso de los pintores, usan “sus armas” para manifestarse: pinceles, lienzos y tubos de pintura.

Nuestra entrañable PINACOTECA COSSÍO no puede ni debe (ni quiere) quedarse al margen de la generalizada protesta del mundo del arte contra la guerra de Irak. Grandes genios de la pintura universal fueron testigos de las consecuencias de las guerras y nos legaron su precioso testimonio pictórico como aviso para no repetir los mismos errores y no caer nunca más en la dramática experiencia de una guerra. No obstante, el ser humano nunca aprende de errores ajenos ni de las enseñanzas de la historia y por eso estamos condenados a sumergirnos de vez en cuando en esas odiosas borracheras de sangre y destrucción. Los políticos deciden embarcarnos en tales episodios pero nos queda nuestra superioridad moral como antibelicistas y defensores de la paz, y, sobre todo, nuestro grito contra la guerra.

Un pintor anónimo románico, Brueghel, Goya y Picasso nos muestran su rechazo a la guerra mediante sus cuadros. En ellos se ve todo el horror de la violencia y la agresión, la muerte de inocentes, el imperio de la destrucción y la inutilidad de todo ello.

Contemplando esta exposición, seguro que te pide el cuerpo gritar: ¡No a la guerra!

MARTIRIO DE SAN ESTEBAN. Anónimo románico. Siglo XII.

pulsa para ampliar

La lapidación o apedreamiento hasta la muerte era algo muy frecuente en la antigüedad y todavía hoy existe en muchos países para castigar a las mujeres acusadas de adulterio. La ingenuidad y sencillez tan típicas del arte románico no hacen sino acentuar el horror de la escena. Unos esbirros cobardes apedrean al santo, le provocan una fractura de cráneo y sangra abundantemente. Lejos de sentir odio o deseos de venganza, San Esteban se encomienda a Dios, quien le bendice y le envía un rayo divino que le conducirá al cielo. Está claro que Dios nunca ha defendido o justificado la violencia ni la guerra, ni Alá, ni Yavhé, ni ningún otro.

Hacer la guerra en nombre de Dios es utilizar su nombre en vano y acusarle de amparar a asesinos. Todos los dioses de todas las culturas han condenado sin paliativos la guerra.

EL TRIUNFO DE LA MUERTE. BRUEGHEL.

pulsa para ampliar

Lo que ves en este cuadro es lo que supone la guerra: los ejércitos, en este caso de esqueletos (símbolo de la muerte) siembran cadáveres allá por donde van. Degollados, ahogados, alanceados, apuñalados, ahorcados, los seres humanos son exterminados de brutales formas. Y no hay ni un rasgo de esperanza: junto con los asesinatos en masa (nadie puede escapar), los incendios, el paisaje arrasado y los barcos hundidos componen lo que significa el título del cuadro, el triunfo de la muerte, todo rasgo de vida es arrebatado y la muerte con su estela de dolor se enseñorea de todo. Podría ser cualquier campo de batalla... ¿tal vez Irak?.

LOS FUSILAMIENTOS DE LA MONCLOA. Francisco de Goya

pulsa para ampliar

Tal vez estás ante el cuadro más espectacular de denuncia frente a la guerra que jamás se ha pintado. Es una obra definitiva y contundente, no hay resquicio para la comprensión de la violencia. Sobrecoge contemplar la trágica escena de los fusilamientos llevados por los franceses el tres de mayo de 1808 contra los patriotas españoles sublevados contra el invasor.

Hay un fuerte contraste entre, por un lado, la máquina de matar de los franceses, pintada en una fila de soldados grises y con los brillos metálicos de sus fusiles. ( Para deshumanizarlos todavía más, Goya no les pinta sus rostros). Y por otro, frente al pelotón de fusilamiento, las pobres gentes se enfrentan a su última hora con ánimo diverso, unos no se pueden sostener en pie, otros se tapan los ojos para no ver...pero un valiente con los brazos en alto, vestido con una blanca camisa y fuertemente iluminado desafía con la gallardía de quien no tiene la razón de la fuerza, pero sí la fuerza de la razón.

EL GUERNICA. PICASSO.

pulsa para ampliar

Con motivo de la guerra civil española, el gobierno de la República encargó a Pablo Ruiz Picasso un cuadro-denuncia de las atrocidades de los militares sobre la población civil acaecidos en el bombardeo de la villa vasca de Guernica en abril de 1.937. El cuadro se expuso en el pabellón de España de la Exposición Universal de París de ese mismo año.