LA ESTAMPA JAPONESA. ( UKIYO-E ).

Casi completamente desconocida en occidente pero muy meritoria artísticamente, la estampa japonesa, llamada también Ukiyo-e ("retrato de lo bello") , refleja espléndidamente los paisajes y las costumbres del imperio del Sol Naciente.

Se descubrió en Europa a finales del siglo XIX y los impresionistas y post-impresionistas como van Gogh se sintieron atraídos e influidos por ella.Innumerables obras de muchos artistas llenan los museos nipones pero son difíciles de ver en occidente. Puedes observar en estas obras las características principales del Ukiyo-e:

Entre los pintores japoneses cultivadores de este género hemos seleccionado a tres muy destacados: Hiroshige, Hasui y Hokusai.

Katsushiko Hokusai (1760 - 1849) Misántropo y extravagante en su vida privada, fue un pintor excepcional. Realizó 36 vistas del monte Fuji, muy popular en Japón al ser un volcán sagrado. Plasma sus obras con un colorido rico y sutil y un dibujo extraordinario, lo que hizo que tuviese muchos seguidores. Usa los carteles como ilustración decorativa en sus cuadros, costumbre que se generalizó entre los artistas del Ukiyo-e.

Ichiryusai Hiroshige (1797 - 1858) se le considera abiertamente un impresionista al tratar los paisajes con gran sensibilidad y maestría. Todo aparece en sus pinturas: montañas, ríos, arrozales, playas, puentes, nieve, lluvia y viento. Lo grandioso y poético es siempre el paisaje, mientras que las personas son insignificantes. Un detalle que reproduce de manera bellísima es la lluvia ligera de verano, lo que él llamaba "lluvia blanca".

Kawase Hasui, pintor del siglo XX y nombrado "Tesoro nacional viviente" por el gobierno japonés.

GRAN OLA DE KANAGAWA. Hokusai.

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Tema conocidísimo como símbolo de Japón.. En un océano encrespado se eleva amenazante una gigantesca ola (comunes allí). La espuma rizada salpica las embarcaciones hasta llegar casi a hacerlas zozobrar. El cielo gris denota tormenta y la referencia terrestre es el famoso Fuji-Yama, perfecto cono volcánico nevado que se yergue majestuoso. En el ángulo superior izquierdo aparecen los signos de escritura comunes en los grabados japoneses.

BARCOS REMOLCADOS EN EL CANAL YOTSUGHI-DORI. Hiroshige.

Un punto de vista muy alto nos permite ver un horizonte lejano. El río serpentea y las barcas transportan productos agrícolas. Los campesinos con sus tradicionales sombreros pilotan las barcas o las remolcan.

El colorido es espectacular, los azules del río, los verdes de las orillas, el blanco del cielo, el gris de las tierras inundables, todo está cuidadosamente coloreado para producir placer en su contemplación.

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La distribución espacial está muy conseguida, los meandros del río compartimentan la escena y los oportunos carteles rojos ponen un toque oriental de buen gusto.

LLUVIA REPENTINA. Hiroshige.

En el tropical verano de Japón son muy frecuentes las lluvias torrenciales que descargan con gran velocidad. Esta ha pillado a los pescadores y agricultores por sorpresa y corren a protegerse. El cielo está progresivamente oscurecido hasta llegar en la parte de arriba a ser completamente negro. Las gotas aparecen como líneas negras y la superficie del agua adquiere un bonito color gris perla. La orilla boscosa se distingue con dificultad debido al chaparrón.

Los personajes son muy graciosos en su precipitación, visten con variado colorido y corren en las dos direcciones puesto que el puente de madera no ofrece ningún cobijo. Los carteles rojos con decorativos signos escritos decoran la escena.

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ORATORIO BENTON EN VERANO. Hasui.

Veraniega estampa en la que dos damas japonesas (probablemente Geishas) vestidas con el tradicional y elegante Kimono están asomadas a un típico puente curvo sobre un lago poblado de plantas en floración, cuyas hojas son tan grandes que nos impiden ver el agua. El bosque del fono es el telón que enmarca la plácida escena.

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CASCADA DE YUKI. Hasui.

En un país muy lluvioso y con una orografía montañosa como Japón son frecuentes las cascadas como esta de Yuki. El contraste entre el gris muy oscuro de las rocas volcánicas, el blanco de la espuma del agua, el azul del río y el naranja del cielo crepuscular da como resultado una composición equilibrada y estéticamente muy atractiva. Algo llamativo y que introduce belleza añadida son las hojas que caen mansamente como consecuencia del otoño.

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CAMPOS DE TOYAMA. Hasui.

Con un fondo de luna llena que casi convierte la noche en día, unos árboles sin hojas contrastan sus negras y desnudas ramas con un cielo de un bellísimo azul. Una ligera niebla añade un halo de misterio, incrementado por los dos faroles japoneses que revelan la existencia de al menos dos personas a las que no podemos ver.

Un entorno mágico y atractivo que excita nuestra imaginación.

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PAGODA A LA LUZ DE LA LUNA. Hasui.

Este crepúsculo es de una belleza muy sugerente ya que apreciamos la tonalidad graduada de los azules del cielo, la luna en cuarto menguante ya luciendo en el cielo oscuro, la pagoda de madera roja tan tradicional en los templos sintoístas japoneses y la sugerente presencia de almendros en flor, característicos del paisaje japonés en la primavera.

A nivel técnico la obra destaca por la perfecta y equilibrada distribución de los volúmenes, la sabia combinación de colores y, como siempre en el Ukiyo-e, un dibujo definido y preciso.

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VISTA DEL MONTE FUJI. Hokusai.

El perfil montañoso que se puede ver desde muchos lugares en la isla de Honshu es el cono volcánico perfecto del volcán Fuji Yama, un coloso frecuentemente nevado que sobrepasa los 3.700 metros de altitud. Desde siempre ha sido una montaña sagrada a la que los japoneses acuden en peregrinación, subiendo hasta su cráter nevado en donde hay un templo.

Se trata de una postal muy típica del país del sol naciente, los campos de arroz, escenas campesinas y la omnipresencia del Fuji nevado. Como en muchas estampas japonesas de Ukiyo-e aparecen cartelas con textos en japonés que son ,muy decorativos.

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